La importancia de las gafas de sol graduadas en la montaña

 

En España, sólo el 16% de la población posee unas gafas de sol graduadas. Este dato es especialmente grave entre conductores y deportistas de exteriores, ya que, tanto al volante como practicando ejercicio físico al aire libre, la vista es un sentido clave para la seguridad.

Gafas de sol graduadas en la montaña

Hacer montañismo o algún tipo de actividad en la montaña puede conllevar graves problemas si padecemos algún problema visual y no contamos con las gafas adecuadas.

  • Personas con miopía: tendrán dificultades para ver los objetos distantes. Sin gafas graduadas disfrutarán menos de los paisajes y les costará localizar en la distancia a sus compañeros más rápidos o a los más rezagados.
  • Personas con hipermetropía: verán desdibujados los objetos cercanos. Sin gafas graduadas pueden pasar por alto algunos apoyos (algo especialmente importante si tienen que escalar), y tener más probabilidades de golpearse con ramas y salientes.
  • Personas con presbicia: sus dificultades visuales serán parecidas a las que produce la hipermetropía.
  • Personas con astigmatismo: verán deformadas las imágenes y poco definidos los contornos. Este efecto puede provocar problemas similares a los que produce la miopía, la hipermetropía o ambas.

Los rayos UV inciden con más fuerza en la montaña

La protección que ofrecen las gafas de sol contra la radiación UV es muy importante en la montaña. Según los datos publicados por la Organización Mundial de la Salud, extraídos del informe sobre el Índice UV Solar Mundial:

  • Cada 300 metros de incremento de altitud, la radiación UV aumenta en un 4%.
  • Las nubes poco densas dejan pasar más del 90% de la radiación UV.
  • Los rayos UV se reflejan en la nieve hasta en un 80%, pudiendo producir quemaduras incluso más graves que las ocasionadas por el sol directo.
  • El 60% de la radiación UV diaria se recibe a mediodía, entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde.

Las gafas perfectas para ir a la montaña deben ser:

  • Muy envolventes, para proteger los ojos de los rayos UV que vienen de frente, de los laterales y, también, de los reflejos sobre las superficies.
  • Muy cómodas, ligeras y estables, con terminales y plaquetas nasales que te proporcionan un ajuste inmejorable.
  • Muy resistentes para aguantar golpes y caídas sin alterar su forma y, de este modo, no comprometer tu visión.

Y en cuanto a las lentes…

  • Deben ser sean ligeras y resistentes. Las lentes de unas gafas de montaña deben pesar poco y resistir mucho, por lo que te recomendamos que estén realizadas en policarbonato (orgánicas) mejor que en cristal.
  • Deben ofrecer una visión clara. Para ello es imprescindible que combatan eficazmente reflejos, rayado, suciedad, polvo y agua.
  • Deben proporcionar la mejor protección contra los rayos UV.

Además….

  • Si eres sensible a los reflejos y quieres tener una percepción clara de los colores, tus lentes de sol graduadas deben ser polarizadas.
  • Si estás en lugares donde la luz es muy fuerte (a grandes alturas, por ejemplo) es recomendable que uses unas lentes espejadas.
  • Si te molestan los cambios de luz, necesitarás unas fotocromáticas graduadas para montaña. Lel coche!

¿Y de qué color?

Los gafas de sol graduadas para su uso en montaña pueden alterar un poco las tonalidades de la realidad que ves.

  • El gris bloquea bien los rayos brillantes sin alterar los colores. Es el más neutro.
  • El verde es más luminoso que el gris y ofrece un buen contraste, pero distorsiona un poco los colores.
  • El marrón es perfecto para condiciones de luz variable.
  • El amarillo aportará luminosidad y mejor contraste en días nublados, con poca luz.
  • El azul está más indicado para el mar que para la montaña, aunque si quieres disfrutar de un cielo azul, deberías probarlo.
  • El morado proporciona un buen contraste en paisajes con predominio del verde o el azul.
  • El rojo ofrece máximo contraste y nitidez en condiciones de luz variable, pero es el que más altera los colores.

Fuente: «No sin mis gafas»

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